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Mis 40 marginales

Lo escribió Carlos |


No han sido pocos los intentos por parte de los diferentes gobiernos occidentales en controlar la sociedad. La teoría funcionalista ya marcó la pauta a seguir para conseguirlo de manera pacífica y sutil: la regulación de la misma era pan comido gracias a la reproducción de unos valores estándar que sirvieran de base a una sociedad de mercado y consumo. Valores estándar para seres humanos estándar, esta es la clave. Esto es lo que hemos sido durante la segunda mitad del siglo pasado, y lo que la red de redes ha dinamitado de un plumazo. Porque, ¿qué somos hoy sino críticos con el sistema? Tal vez no todos, pero una gran mayoría de individuos son capaces de generar su propia conciencia, de entender lo que sucede a su alrededor a su manera y de compartirlo con los demás a través de un feedback que se transforma y reproduce una y otra vez.

Y esto no gusta. Porque seres más inteligentes conllevan una sociedad más inteligente, y esta es más difícil de dirigir. Ya no nos sirven los 40 principales, ahora creamos nuestros propios 15 principales, o los que nos den la gana. Y los medios tradicionales nos llaman piratas por ello, pero nosotros, más educados, les respondemos con un hasta luego de la forma más elegante posible. Porque la cultura hoy es libre, vuelve a ser revolucionaria, y no está dirigida de esa forma rancia propia de finales del siglo pasado. La modernidad ha llegado, y no se puede luchar contra ello, porque las cosas cambian y, cuando lo hacen, son para siempre.

El poder y los medios se resisten a perder lo fácil. Si bien unas formas de ejercer la teoría funcionalista están tocadas de muerte, aunque se resistan hasta el último aliento, se han inventado otras a fin de moldear el imaginario popular. ¿Qué es sino la telebasura? ¿Es un error ortográfico? Esto es lo primero que pienso cuando veo la palabra tan roja…es la única de este color sobre mi fondo blanco de letras negras. Y es que el sistema, todo el sistema, se convierte en una máquina precisa de ajusticiar conciencias cuando le interesa. “Telebasura no conviene, no existe, no la escribas”. Ya tengo dos faltas ortográficas. Pero yo me resisto, y como yo otros tantos con la mente libre, libre de estandarizaciones baratas y seriadas. Porque, lo que se lleva ahora, es tener una lista con los 40 marginales a los que no escuchar cuando salen en televisión, y estos bien sabemos todos quienes son sin ayuda de dictámenes externos.

La sociedad, con Internet como catalizador principal, ha cambiado de rumbo. Sólo hay que sentarse a ver como la autorregulación de la misma es cada día más eficaz, mediante la colaboración de todos y la palabra en foros, blogs o cualquier otro tipo de redes sociales. Mientras, la tradición lucha para no perder su lugar en la misma, aunque el cambio de sentido ha sido ya irremediable.

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